
Edith Sitwell, que nació en Scarborough, el 7 de septiembre de 1887 y murió en Londres, el 9 de diciembre de 1964, fue una poeta inglesa.
Perteneció a una familia aristocrática con la que pasó una infancia poco feliz.
Sus primeros poemas muestran una búsqueda de nuevas forma estilísticas y, un poco más adelante, escribió versos que podían ser leídos en voz alta y congeniar con ritmos musicales.
Luego, su poesía se volvió más preocupada por la forma que por el contenido. Supera esta etapa durante la Segunda Guerra Mundial y escribe de una manera humana y un tanto apocalíptica.
Una de sus mejores obras, dentro de su último estilo, es Poemas reunidos.
En los últimos años de vida, incorporó elementos místicos del cristianismo, con una visión profunda.
Escribió varias biografías, dos de las mejores son sobre Alexander Pope y Jonathan Swift.
Hizo crítica de arte y fue odiada por muchos. En algunos casos, se le tiraban encima hasta por su forma de vestir, que era a su manera y no al de la mayoría. Hubo algún crítico que llegó a caer tan bajo como para escribir un artículo hablando mal de ella mientras Edith agonizaba.
Era una de esas mujeres que odian y se hacen odiar por los que no les gustan. Y que son muy buenas amigas de los que le gustan.
En sus años de vejez, su casa se convirtió en un centro de reunión de poetas jóvenes, a los que alentó e, incluso, pagó con su dinero las ediciones de sus libros.
En el mundo de lengua inglesa, es mencionada muchas veces en distintos casos: grupos de rock, obras de teatro, musicales, canciones y novelas.
Entre lo que escribió están los libros (en ediciones en castellano): Cánticos del sol, de la vida y de la muerte y La canción verde y otros poemas.