Louise May Alcott fue una escritora estadounidense.
Fue parte de una familia que veía con buenos ojos la educación y el arte. Su padre se fundió en una empresa quimérica y ella, desde la adolescencia, decidió trabajar como escritora para ayudar en su casa.
Cuando se produjo la Guerra de Secesión, Louise, una abolicionista no solo convencida, sino fanática defensora de los derechos de los negros, se alistó como enfermera para el ejército norteño.
Al fin de la guerra, trabajó como educadora y ambas experiencias las reflejó en novelas que fueron dando fama. En especial, la que sería su obra maestra y de increíble vigencia a través de los siglos (considerando que la escribió en la segunda mirad del siglo 19), Mujercitas.
Su éxito alivió la situación económica de su familia y Louise pudo dedicarse más tranquila a las dos cosas que le gustaban: enseñar y escribir. Hombrecitos tuvo como destino convertirse en un clásico de la literatura juvenil, al igual que Los muchachos de Jo (por Jo March, inolvidable protagonista de Mujercitas).
Louis escribe bien. Sus personajes siempre están bien definidos y tienen la peculiaridad de hacerse casi imborrables.
Sus novelas tienen muchísimas escenas recordables y así reúnen los dos factores que hacen perdurable a una obra: buenos personajes y situaciones interesantes. De ahí, no haber sido averiadas por el tiempo.