
Mary Wollstonecraft, que nació el 27 de abril de 1759 y murió el 10 de septiembre de 1797, fue una escritora inglesa.
En pleno siglo 18, Mary logró algo que ninguna mujer había podido hacer: se convirtió en escritora profesional, pudiendo vivir de su trabajo.
Cuando tenía treinta y tres años, escribió Vindicación de los derechos de la mujer, En el libro afirmó todo lo contrario de lo que sostenían los filósofos y educadores. Es decir: fue en contra de todas las ideas dominantes de la época, sostenida por hombres y relacionadas con las mujeres.
Estaba establecido, más allá de toda duda, que la mujer carecía de la capacidad mental para tener pensamientos abstractos y racionales. Por lo tanto, estaban imposibilitadas de recibir una educación similar a la del hombre.
El filósofo Jean Jacques Rousseau que, como la mayoría de los filósofos, hablaba muchas estupideces, afirmó que, siendo imposible para una mujer tener una educación adecuada, solo se la debía educar en tareas que complacieran al hombre.
Mary, a contrapelo de los “grandes pensadores” dijo que se creía que las mujeres eran incapaces de pensamientos racionales no era porque fueran incapaces de tenerlos, sino por los impedimentos que los hombres imponían para permitirles educarse de la manera correcta. Y que los hombres lo que querían era tener mujeres que fueran mascotas obedientes.
Aseguró que solo la imbecilidad y la frivolidad podían hacer que los hombres creyeran semejante barbaridad. Sostuvo que era imprescindible que la mujer se insertara en la sociedad pudiendo recibir una educación apropiada. Impedirlo era ir en oposición a la virtud y al progreso.
Esto sostuvo Mary en 1792.
Un par de años antes, había aparecido su libro Vindicación de los derechos de los hombres.
El libro es una respuesta a Edmund Burke y lo que sostuvo sobre la Revolución Francesa.
Burke era el máximo representante del liberalismo conservador británico. Él dijo que la mujer era débil y se compadeció del sufrimiento de María Antonieta.
Mary le contestó que él se preocupaba por el sufrimiento de María Antonieta y no tenía ni el más mínimo interés en el sufrimiento de las mujeres pobres, que no tenían para comer y por las que sentía desprecio, como por todos los que pertenecían a la clase baja.
Es posible que Wollstonecraft haya sido la primera en apartar los pensamientos clasistas de la sociedad, igualando a las mujeres de clase alta y baja. Y considerarla iguales por la misma condición de ser mujer. Mary, además de escribir, tenía una vida para vivir. Y la vivía a su manera. Inusual para las mujeres de la época.
El padre de Mary cayó en la ruina y se hizo alcohólico. Para desquitarse de su fracaso personal, comenzó a pegarle a su mujer.
A Mary, que ya estaba en la adolescencia, no le gustaba lo que estaba pasando en su familia. Como no encontró juna forma mejor, cada noche en la que el padre llegaba borracho, ella corría y se acostaba delante de la puerta donde dormía su madre. Y se aguantaba los insultos de su padre.
Cuando su hermana Eliza le contó de los malos tratos que le daba su marido, Mary la aconsejó diciéndole que lo abandonara de inmediato. Como tenía mucho influencia sobre Eliza, ella dejó a su marido, llevándose a su hijo pequeño. A Eliza le valió ser repudiada por la gente. Pudo superarlo. Y esa era la manera de actuar de Mary más de doscientos años atrás.
Mary sentía atracción por las mujeres y se enamoró de algunas. Luego, se daba cuenta de haberlas idealizado y se apartaba de ellas. Excepto, si se enteraba de que estaban mal. Entonces, corría a servirles en lo que fuera, incluso con dinero, del que tenía poco.
Por supuesto que Mary no era una mujer muy fuerte, por el contrario, tuvo hondos padecimientos que le provocaron depresiones e intentos de suicidio.
Llegó un momento en que tuvo que trabajar como institutriz para ganarse la vida y haciendo este trabajo fue que decidió dejarlo y convertirse en escritora profesional.
Después de andar por algunas ciudades, se radicó en Londres y se convirtió en la amante del pintor Henri Fuseli, que estaba casado con Sofía Rawlins, una de sus modelos.
Mary les propuso vivir los tres juntos. Sofía se negó y obligó a Fuseli a terminar su romance con ella. Dejó Londres y se fue a París. Era la época de la Revolución Francesa. A pesar de la situación social, tuvo una relación amorosa con el rico comerciante Gilbert Imlay. Antes de dedicarse a los negocios, Imlay había sido oficial en la lucha por la independencia de Estados Unidos y, terminada la guerra, escribió algunos libros que no aportaron nada.
Mary sentía por Gilbert una fuerte atracción sexual, que no había tenido antes por ningún hombre. Sin desearlo, quedó embarazada y tuvo a su hija Fanny Wollstonecraft, que llevó el apellido materno por ser hija de madre soltera.
El ex oficial y especulador comercial Imlay la dejó poco antes del parto. Mary, en medio de la revolución, se quedó sola con su hija. Para colmo, Francia e Inglaterra habían entrado en guerra. Parecía una situación difícil para una inglesa en París. Como era lo bastante inteligente como para resolver situaciones, entendió que no debía quedarse por más tiempo en Francia y volvió a Inglaterra.
De manera casual, se encontró con Imlay. Él la despreció y ella se envenenó, pero la salvaron. Convencida de tener que suicidarse, saltó desde un puente al Támesis. No estaba destinada a morir por suicidio. Otra vez, fue salvada.
Como pudo, Mary siguió adelante. Se hizo amiga de la actriz Sarah Siddons, de la escritora Elizabeth Simpson Inchbald y de Mary Hays, escritora y de ideas cercanas a las de Mary.
En estos años, comienza una relación amorosa con William Godwin, un importante escritor y filósofo utilitarista, defensor del anarquismo.
Godwin le propuso casamiento y ella aceptó. Con la condición de vivir en dos casas contiguas.. El matrimonio duró poco.
Mary quedó embarazada y murió a días de haber parido.
Godwin, que volvió a casarse rápido, tuvo la idea de escribir un libro sobre la vida de Mary. Reveló asuntos de su vida que nadie conocía y logró que se conocieran sus amoríos, sus intentos de suicidio, el haber tenido una hija de soltera.
A él lo consideraron una vieja chismosa y a ella la sepultaron en el olvido por largo tiempo. La razón: ser una mujer con una vida indecente.
Llegó el día en que una época quedó en el pasado y Mary pasó a ser una figura de gran importancia dentro de la filosofía y el feminismo.
La hija que tuvo con Godwin, un poco siguió los pasos de su madre.
A los dieciséis años, se fugó con un famoso poeta casado, con el que terminó por casarse cuando enviudó. Y que una noche jugó una apuesta con otro famoso poeta. La ganó. La apuesta era quién escribía la mejor novela de terror.
Ella escribió Frankenstein y lo firmó con su nuevo apellido: Mary Shelley.