
Renée Vivien, que nació como Pauline Mary Tan, en Londres, el 11 de junio de 1877 y murió en
París, el 18 de noviembre de 1908, fue una escritora inglesa.
Perteneció a una familia rica y heredó la fortuna de su padre a los veintiún años. Con el dinero asegurando el resto de su vida, se instaló en Francia hasta su muerte.
Era una lesbiana que no lo escondía, solía vestirse de varón y mantuvo una relación amorosa, que duró un par de años, con la escritora Natalie Clifford Barney.
Sustituyó a Natalie por la baronesa Hélène van Zuylen (escritora, socialista y corredora de autos), que era casada y con hijos. La baronesa mantuvo la relación en secreta dada su posición social y la familia a la que pertenecía (los Rothschild, una de las familias más poderosas de Europa).
Mientras mantenía su relación (que duró años) con la baronesa, le fue infiel varias veces con la esposa de un diplomático turco, que terminó por cortar el amorío, lo que deprimió a Renée durante largo tiempo.
Para escapar de sus estados depresivos, se convirtió en alcohólica y drogadicta, tuvo varios intentos de suicidios y organizó orgías con mujeres.
Mientras vivía en el universo que se creó para sentirse bien, no se dio cuenta de dos cosas: era una enferma mental y una anoréxica. Entre tantas farras, se olvidó de comer.
Se dio unos cuantos gustos y nadie puede negarle carácter, si se considera la época y la moral imperante en los comienzos del siglo veinte.
De su muerte dijeron que fue de cualquier cosa, menos de lo que fue la causa real: murió reventada por las drogas.
Se la llamaba La musa de las violetas, porque le gustaban esas flores, que le traían recuerdos de una amiga de la adolescencia con la que nunca concretó y le resultó imposible mantener la esperanza porque la muchacha murió.
Todos sus poemas son autobiográficos y los escribió en francés.
Entre sus más libros más conocidos están: La dama de la loba, Poemas, Una mujer se me apareció, Estudios y preludios y Cenizas y polvo (todos en versión castellana).