
Robert Lowell, que nació en Boston, el 1 de marzo de 1918 y murió en Nueva York, el 12 de septiembre de 1977, fue un poeta estadounidense.
Nació en una de esas familias muy ricas de Boston que no solo tenía dinero, sino que era descendiente de los pioneros fundadores de los Estados Unidos.
Con todo fácil, fue a estudiar a Harvard, pero le agarró una especie de crisis existencial y, después de dos años, decidió hacer algo distinto. No sabía ni él lo que quería hacer, sin embargo, le sirvió para saber que quería ser poeta y dedicarse de lleno a la literatura.
Durante la Segunda Guerra Mundial se negó a ir a la pelear. Alegó objeción de conciencia. Lo metieron preso unos meses y él aprovechó la experiencia para escribir un par de poemas más o menos aceptables.
Los estudios los terminó en la Universidad de Iowa y, poco después, comenzó a trabajar como profesor en Iowa. Luego, condujo el Taller Literario de la Universidad de Boston, que fue muy conocido y que tuvo como alumnas a Sylvia Plath y Anne Sexton.
Aunque, en mi opinión, no encaja exactamente en la poesía confesional, se lo considera uno de los principales cultores. Lo que sí es cierto es que fue muy influyente en los años 1950 y 60.
A partir de su objeción de conciencia durante la guerra, se convirtió en un militante de actos de protestas, como los que se oponían a la guerra de Vietnam.
Se casó tres veces, tuvo dos hijos y, en la última parte de su vida, fue internado varias veces. Estaba medio loco y el alcoholismo lo había deshecho.
Ganó el Premio Pulitzer de Poesía en 1974, por The Dolphin.
Entre sus mejores obras están: Lord Weary´s Castle, Life Studies, For the Union Dead y The Dolphin.
En castellano hay traducciones de Día a día (Day by Day) y Poesías completas.