
Stefan Zweig, que nació el 28 de noviembre de 1881, en Viena, y murió en Petrópolis, Brasil, el 22 de febrero de 1942, fue un escritor austriaco.
Perteneció a una familia judía de cómoda posición económica. Su padre era propietario de una empresa textil y su madre había nacido de un padre socio propietario de un banco. Tuvo un hermano, Alfred Zweig.
Se doctoró en Filosofía y recorrió Europa, llegando a conocer a muchos escritores y artistas plásticos. Para entonces, había comenzado a escribir novelas y obras de teatro.
Por su dominio de las técnicas narrativas y los temas que eligió para sus obras, se hizo famoso con mucha rapidez.
Participó de la Primera Guerra Mundial como cronista de propaganda. Al finalizar la guerra, se convirtió en uno de los mayores representantes del pacifismo.
Con un estilo ágil, escribió biografías y narraciones que aumentaron su fama.
La llegada del nazismo y condición de judía complicaron su vida. Varios de sus libros fueron quemados y su casa fue registrada.
No solo por los nazis se le complicó la vida. Su esposa lo encontró en un hotel en compañía de su joven secretaria. Se divorció.
Fue a Francia, a Inglaterra y, viendo la expansión del nazismo, se fue a Argentina y, después, a Brasil.
En Brasil, se suicidó junto a su segunda esposa Charlotte Elisabeth Altmann. Los dos murieron abrazados, después de tomar veneno.
Entre una muy abundante cantidad de libros que publicó están: la obra de teatro Jeremías; las poesías de Las primeras coronas; las novelas Ardiente secreto, La institutriz, Carta a una desconocida, La confusión de los sentimientos y su novela más famosa: Veinticuatro horas en la vida de una mujer.
Escribió buenos relatos breves ("Miedo", "En la nieve" y "Amok", entre otros) y unas cuantas biografías, como María Antonieta y María Estuardo.