Thomas de Quincey, que nació en Manchester, el 15 de agosto de 1785 y murió en Edimburgo, el 8 de diciembre de 1859) fue un escritor inglés.
Perteneció a una de esas familias que tienen tanto dinero que ya no saben qué hacer con él. Así que Thomas tuvo una muy esmerada educación con preceptores privados.
Adquirió un muy buen nivel cultural, pero no le sirvió para terminar los estudios universitarios en Oxford. Los abandonó. Para entonces, ya se había hecho drogadicto.
Consumía más opio que té. Un día, decidió casarse con la hija de un granjero, a la que había hecho madre soltera. Con ella tuvo un total de siete hijos que le costó mantener porque dejó de tener trato con su familia. Y, al heredar su parte, se la gastó rápido.
Tuvo que dedicarse al periodismo y a escribir cuentos para mantener a duras penas a su familia. Y la droga, que él creyó le serviría de inspiración, hizo estragos en su cerebro y en toda su persona. Poco a poco, se quedó sin inspiración y los libros no le salieron tan buenos.
Escribió muchos libros de novelas, cuentos y ensayos, pero publicó pocos. La mayoría habían salido en periódicos y se perdieron.
Lo más conocido de sus obra es su autobiografía escrita en tres volúmenes: Confesiones de un inglés opiómano; Suspiria de profundis y Apuntes de autobiográficos. Y El asesinato como una de las bellas artes.
