William Somerset Maugham, que nació el 25 de enero de 1874 en París y murió en Niza, el 16 de diciembre de 1965, fue un escritor inglés.
Su padre era abogado y asesoraba a la embajada inglesa en París. Para que su hijo no naciera francés y evitara, al crecer, el servicio militar, arregló para que el niño naciera en la embajada.
Como las embajadas en todo el mundo se consideran territorio del país al que representan, William nació inglés. Pero algo lo debía ligar a Francia, ya que nació y murió en ese país.
Estudió medicina y ejerció la profesión hasta que la abandonó para dedicar a la literatura a tiempo completo. Se casó con la reconocida, en Inglaterra, decoradora de interiores Gwendoline Barnardo, con la que tuvieron una hija y terminaron separados.
La separación se debió a la homosexualidad de Maugham, que tuvo relaciones con unos cuantos famosos escritores, como H.G. Wells, W.H. Auden y Thomas Mann, entre otros.
La primera novela de Maugham fue Liza de Lambeth, en la que narra un adulterio entre personajes de la clase baja. La novela fue un suceso.
Lo que publicó en los años siguientes tuvo escasa repercusión hasta que recuperó el éxito con obras teatrales como Mrs. Dot y Smith.
En 1915 alcanzó su nivel más alto como escritor con su obra maestra Servidumbre humana. Cuatro años después, apareció La luna y seis peniques, basada en la vida de Paul Gauguin. Su tercera novela de mayor importancia la publicó en 1944: El filo de la navaja.
Las tres novelas fueron adaptadas al cine.
Maugham escribió una de las mejores novelas cortas del siglo 20: Mis Thompson, llevada al teatro con el título Lluvia, por el que, en adelante, se conocieron ambas obras. Es más comentadas de todas las obras que escribió.
Los personajes son un fanático e intolerante matrimonio de misioneros que llega a Pago Pago, en Samoa; su relación con un matrimonio de estadounidenses y una prostituta.
Todos deben compartir un alojamiento en una posada un tanto precaria mientras llueve de manera torrencial y durante días. El conflicto provocado por el choque del “bien” y el “mal”, entre el exaltado predicador que siente la obligación de redimir a la hermosa prostituta, es manejado con mano maestra por Maugham.